El silencio espera que la oscuridad diga algo,

mientras la oscuridad piensa.

Piensa que no hay nada más bello que el silencio,

mientras el silencio ama a la oscuridad.

Se siente lleno de dicha y esperanza

cuando encuentra su compañía.

El silencio cree que sin oscuridad moriría.

La oscuridad piensa que el silencio es su protección,

su amparo y su guía.

Ambos no necesitan nada más,

ambos están unidos y se protegen.

Hablan, entienden y piensan.

Esperan, creen y gozan con trémulos ojos;

fluyen en un mundo sin fin aparente.

Se ocultan y observan su exterior con temor,

 no quieren ser entendidos,

no quieren ser vistos,

no quieren aparentar ni aparecer

Porque quién te entiende, mata algo en ti,

te hace parte de algo que no eres, te cambia, te destruye.

Quién sabe de su existencia encuentra dicha, quiere ser parte;

Y sin darse cuenta,

Se deshace ante sus ojos.

Y se convierte, en el asesino del silencio y la oscuridad,

en el mundano incesante y tozudo hierro del grito espantoso del

encandilar mental actual.